Traducción jurada con boligrafo encima
junio 20, 2025

¿Es válida una traducción jurada en otros países? Requisitos y reconocimientos internacionales

Encargar una traducción jurada es sencillo, pero entender si esa traducción te servirá fuera de España ya no lo es tanto. A veces basta con el sello del traductor y otras veces no es suficiente, aunque todo esté perfectamente hecho. Y ahí empiezan las dudas.

Cada país tiene su forma de ver las cosas, también en lo que respecta a documentos oficiales. Lo que aquí llamamos “traducción jurada”, en otros sitios puede tener otro nombre, otras condiciones o directamente otra lógica legal. No hay un estándar global. Y por eso, aunque un traductor español esté habilitado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, eso no garantiza automáticamente que su trabajo sea aceptado más allá de nuestras fronteras. Suena frustrante, pero es así.

¿Es válida una traducción jurada española fuera de España?

Lo que dice (o no dice) la normativa internacional

No existe un tratado internacional que diga: “las traducciones juradas hechas en España serán válidas en todos los países del mundo”. Ojalá. Lo que sí hay son acuerdos entre algunos países y prácticas habituales que, en muchos casos, permiten que una traducción firmada aquí sea aceptada allí —siempre que cumpla ciertos requisitos o venga acompañada de alguna validación extra.

En la práctica, todo depende de lo que pida la entidad que va a recibir el documento. Hay universidades, embajadas, notarías o instituciones públicas que lo admiten sin problema. Pero también las hay que te exigen que la traducción la haya hecho alguien local, inscrito en su sistema o incluso con un formato específico que ni imaginabas.

¿Dónde suelen aceptarlas sin mayor complicación?

Curiosamente, muchos trámites internacionales —sobre todo los académicos o personales— son más flexibles de lo que uno se imagina. Matrículas en másteres, convalidaciones, solicitudes de becas o trámites migratorios suelen aceptar traducciones juradas españolas, especialmente si el idioma es uno de los oficiales en el país de destino o si los documentos originales ya provienen de una institución europea.

Es más, hay organismos que agradecen que la traducción venga sellada, firmada y estructurada como lo hacen los traductores jurados en España, ya que eso aporta una formalidad que en otros contextos no siempre está presente.

Pero también puede que te digan que no (y no es por la calidad)

El rechazo no tiene por qué deberse a que la traducción esté mal hecha. A veces es simplemente un tema de regulación interna. En países como Alemania o Canadá, por ejemplo, solo se aceptan traducciones realizadas por profesionales acreditados dentro de su territorio o por miembros de sus propios colegios profesionales. Es una cuestión de jurisdicción, no de confianza.

Y no hay que irse tan lejos. Algunas notarías dentro de la propia Unión Europea también tienen normas bastante estrictas sobre quién puede traducir qué y bajo qué condiciones. Así que, aunque la traducción venga perfectamente firmada y cumpla con todos los estándares españoles, puede no pasar el corte en ciertos entornos.

Requisitos que puede pedir otro país (y que deberías revisar antes de traducir)

El destino lo cambia todo

Una cosa es traducir al inglés y otra muy distinta es traducir al inglés para un tribunal en Londres, una universidad en Melbourne o una empresa en Nueva York. Cada lugar tiene sus criterios, sus costumbres y su forma de validar documentos.

Por eso, antes de encargar la traducción, conviene que preguntes directamente en la institución de destino si aceptan traducciones juradas hechas en España. Algunos te dirán que sí, otros que depende, y alguno te pedirá una traducción realizada en el propio país. Así te evitas hacer el encargo dos veces.

Idioma aceptado no siempre significa idioma oficial

Puedes pensar que, si el país destino habla francés, cualquier documento traducido al francés servirá. Pero no siempre es así. La versión “canadiense” del francés no es exactamente igual que la francesa. Y lo mismo ocurre con el portugués de Brasil frente al de Portugal. Las diferencias no son solo lingüísticas; a veces son legales o administrativas.

Incluso dentro de un mismo idioma, hay expresiones, fórmulas o estructuras que cambian. Y eso puede influir en que un documento sea aceptado sin problemas o que lo devuelvan con observaciones. El traductor puede ayudarte con eso, si sabe a dónde va dirigido el texto.

¿Y si la traducción va firmada digitalmente?

Las traducciones juradas digitales han ganado peso en los últimos años. En España, muchos traductores jurados cuentan con firma electrónica reconocida, lo que permite entregar el documento en PDF, con plena validez legal. Es rápido, cómodo y en muchos casos suficiente para trámites internacionales, especialmente si se hacen online o se presentan por correo electrónico.

Ahora bien, no todos los países aceptan este formato. Algunos siguen pidiendo la versión impresa, firmada a mano y con el sello en papel. Si tienes dudas, en atraducir.es pueden orientarte sobre si el formato digital será válido en tu caso, o si es mejor pedir también una copia impresa para curarse en salud.

¿Y si la traducción no sirve en el extranjero? Opciones y caminos alternativos

La legalización y la apostilla pueden marcar la diferencia

En muchos casos, si la traducción jurada por sí sola no basta, se puede complementar con un proceso de legalización. Uno de los más comunes es la Apostilla de La Haya, que certifica la autenticidad de documentos emitidos en países firmantes del convenio.

El proceso suele ser sencillo: primero se certifica la firma del traductor ante notario, luego se legaliza esa firma en el Colegio Notarial o en el Ministerio correspondiente, y finalmente se añade la apostilla. Con eso, el documento gana peso internacional y muchas veces pasa a ser perfectamente válido donde antes no lo era.

¿Hace falta traducir desde el idioma original?

No siempre. Hay situaciones en las que puedes presentar una traducción desde una versión intermedia, por ejemplo: del ruso al español, y luego del español al inglés. Pero no todos los organismos lo permiten. Algunos insisten en que la traducción se haga directamente desde el idioma original al idioma destino, sin intermediarios.

Si no estás seguro, pregunta primero. Así te ahorras encargar una traducción que luego puede no servir. No hay peor sensación que invertir tiempo y dinero para descubrir, justo al entregar los papeles, que el proceso no sirve por una cuestión tan técnica como el idioma de origen.

Evita sorpresas: pregunta antes de traducir

Antes de hacer nada, consulta con quien va a recibir el documento: universidad, consulado, empresa, juzgado. Pregunta exactamente qué tipo de traducción piden, si aceptan traducciones juradas hechas en España, si necesitan legalización, si admiten PDF firmado digitalmente o si exigen copia impresa.

Con esa información clara, puedes contactar a tu traductor y encargar la traducción con la seguridad de que no perderás tiempo ni dinero. Porque, cuando se trata de documentos oficiales, lo que parece un detalle técnico puede marcar toda la diferencia.